

Pintor. Vive y trabaja en el Atlas Medio, Marruecos.
Tal como un calígrafo, Ahmed El Mourabite, inventa una pintura escrita. Redes de líneas se sobreponen en sus pinturas. Este enredo inextricable de arabescos y de representaciones imaginarias colectivas - khomsa, Cristo en la cruz, manzana, mujer desnuda, cúpulas - da su ritmo a la obra del artista. Una elección fina de colores une en armonía los carácteres y los símbolos de nuestra cultura islamo-cristiana. La obra de Ahmed El Mourabite toma sus raíces de manera simultánea en los movimientos de la caligrafía y del dibujo para que nuestra imaginación y nuestra memoria dejen llevarse por los caminos llenos de sensualidad de sus arabescos.
